Por: Mezcalito D.Méndez

I

Lany, estoy despertando y apenas veo tus mensajes. Todo el día anduve a las vueltas, y por la tarde descansé en la hamaca, hacía mucho calor y me quedé dormido.  Fluí a una fiesta oaxaqueña allá por mi pueblo, todo mundo andaba apurado con sus pendientes. Los comerciantes, bajo sus techos de manta, ofrecían productos traídos de varias regiones. Unos llegaban y otros se iban. Un niño se aferraba a su madre por la enagua de su traje, su pequeñez lo obligaba a tenerla por lazarillo, ella cargaba un cesto a la espalda lleno de olor a copal, especias y frutas, el arreglo se coronaba con un ramo de alcatraces que me permitía ver su ruta. Con mecapal cruzado al pecho, abrazaba manojos de quelites, flor de calabaza y yerba mora, bajo otro brazo cargaba un atado de panela, en estas circunstancias el paisaje del niño se restringía a un ritmo de blanco pálido y los huaraches de su mamá. ¡Que fuertes son nuestras madres del pueblo, hasta ahora me doy cuenta de ello! Ese tianguis parecía pintado por Rufino Tamayo.

Yo caminaba embrujado tras el aroma de aquel canasto hasta que un jarabe me hizo voltear, eran al menos sesenta músicos que entraban a la plaza, los sonidos inflaron mi pecho, el bombo me cimbró los pies y la melodía me recorrió todo el espinazo. Esa banda filarmónica inundó todo el paisaje. Observé que con ese sonido ya todo había cambiado, todos regresaban a sus actividades más sonrientes; a lo lejos vi que el niño se había puesto a bailar. Ahora no sabía para donde ir, mientras tomaba agua de chilacayota pensé en mi siguiente movimiento.

Apresuré el paso sobre las huellas de la banda, pero de pronto noté algo que se acercaba, como el aliento de una bruma, giré el cuello para observar y era un moisés. La gente daba paso a un solo hombre, llegaba tocando un trombón, caminaba lento, encerrado en su cuerpo, por aquello de la inspiración, cerraba sus ojos. Su cuerpo se movía como un santo en una procesión. El sombrero de palma combinaba con el blanco de sus cabellos y su piel cobre con arrugas claras y definidas. Un bigote abultado cubría la boquilla del instrumento, y su rostro respiraba al ritmo de sus cachetes, que se abultaban y ahuecaban, se abultaban y ahuecaban. El instrumento era tan viejo como él que funcionaba de pedestal andante. Su semblante me cautivó, y no pude dejarlo sino hasta que pasó frente a mí, fue cuando me di cuenta que vestía una camisa a rayas impecable, decolorada, desgastada por el uso pero elegante. El cinturón de cuero era cubierto por la camisa, contrastaba con el oscuro de su pantalón. Sus pies se veían tan fuertes, llevaban color de encino, y calzaba un huarache cruzado de puro cuero. De un hombro le colgaba un remendado bolso de ixtle con botella y copitas de jícara. Esas olas de mirada pronto se disiparon tras él.

Dicen que Juan va a todas las fiestas serranas, es un señorón de 75 años. Que de joven casi se muere, que sobrevivió pero le quedaron secuelas. Que ahora puede ver a los muertos, pero sólo quienes fueron músicos, porque él es trombonista.  

Para él los difuntos andan, platican y siguen sus rutinas, todos son iguales. Ya son muchos años que anda por todos los pueblos, visita a sus viejos compañeros y hace nuevos amigos. Incluso, formaron una banda filarmónica, siguen igual de alocados, se han elegido entre ellos,  van integrando muchas nuevas piezas musicales a su repertorio y Juan es el anticuario musical. Él agradece en todas las ocasiones que le hayan aceptado en la banda, pues dice que su sonido hace morir de gozo.

Frecuentemente, los filarmónicos le dicen

¿No te das cuenta que nosotros ya somos difuntos?

Juan sólo ríe. —No es cierto, yo sigo escuchando la música, y aún podemos tocar…de seguro que ustedes me quieren echar de la banda, ¿por qué me dicen eso?

Con una sonrisa a medio llanto, Juan se enoja y se aparta de ellos, más tarde lo hallaron tristemente borracho, unas integrantes de la banda lloraron su tristeza, otros le acompañaron en su sueño etílico. Aún en situaciones como esta lo cuidan siempre, los días que dure la fiesta.

Todos regresan a sus casas después del último son en la despedida. Todo ha quedado en la memoria, todo se mira triste.

¡Vámonos, ya llegó Juan Trombón Loco! le dijeron al chofer. Don Juan viaja siempre en el autobús como un integrante más de la banda. Supieron que estuvo tocando todos los días. Ya habrá otra salida, mientras la caravana de motores levanta una polvareda que parece una neblina en la tarde, arrasa con la vigilia de todos.

II

Ayer conocí a Juan en la recepción de bandas. Vi como su mano campesina abrazaba esa vieja lata con forma de trombón, al cual le procura cuidados minuciosos. En sus manos es un cuadro surrealista, con muchos chanekes danzantes frente a una asamblea de venados que descansa a los pies de una montaña de chapulines, todo acaba en el rio de serpientes que apunta al este.

Yo vi que todos le miraban a los ojos mientras armaba la escena de una tarde amarillenta, parece que se ha acostumbrado a ese lienzo, sabe que lo observan. Trombón armado colgando del brazo y caballito en mano se sirvió del agua bendita que lleva en su morral. Con la diestra se quito el sombrero y clavo la mirada en la tierra, movía los labios, estoy seguro que las palabras retumbaban en su mente. Recobró el aliento y regó tres veces sobre la tierra ese destilado de maguey, el resto acabó en sus entrañas de un solo golpe. Quise esquivar su mirada cuando se dio cuenta que lo observaba, me llamó y me ofreció una copita.

Él solo es toda una banda de viento. Irrumpió con su diana después de que el kuutunk hablara. Todos escucharon una idea musical alegre, con la destreza y el esfuerzo de un principiante. Sus labios y sus ojos sonrieron cuando los abrió, todos aplaudían. Nadie sabe que en su mundo es sólo un integrante de la banda de difuntos, los demás le habían esperado desde la mañana, algunos hasta fueron a nadar al río para refrescarse, por que en el mixe bajo hace mucho calor. La fiesta es en mayo cuando la sequía está a punto de acabar, casi siempre inician las lluvias durante la fiesta y el bochorno es insoportable.

Me enteré que es muy conocido: el famoso “Juan Trombón Loco” es querido y respetado, incluso los mayordomos y capitanes le atienden particularmente. Saben que llegará y tocará con su banda, como él dice. Me platicaban de eso cuando arrancó con una marcha, lo seguimos hasta el atrio de la iglesia.

Los visitantes, peregrinos de muchas comunidades pasaron a dejar sus peticiones y agradecimientos al santo patrón de la festividad. Yo estaba cazando a “Trombón Loco” por la puerta principal cuando observé una entrevista al joven director de la banda municipal. Todas las preguntas eran respecto a Trombón Loco.

Mire, señorita, mejor pregúntele al fiscal de mi pueblo, él sabe más por que son de la misma generación. Ahí viene.

Me acerqué y escuché. El fiscal dijo que el joven Juan era un  músico muy bueno, el sonero que picaba los jarabes de la región allá donde se solicitara la bulla él era el indispensable, pues entendía perfectamente que melodía y el momento adecuado para sonarla, para vivirla.

Un día se fue a la leña, allá por el cerro obscuro, y quien sabe que fue lo que vio o se encontró. Todo el pueblo lo estuvo buscando por varios días, pues sus padres pidieron ayuda cuando no llegó. Lo encontramos tirado en el bosque. Cuando reaccionó, se veía bien, hablaba y comía normal pero se quedó como ido. El pueblo quedó triste, verlo así, a un buen músico y joven. Algunos decían que lo habían embrujado, otros que se golpeó la cabeza, lo cierto es que está así desde aquella vez y desde entonces siempre tocando en cada fiesta.

No, no, no, antes el sonido de Juan era tremendo, firme, claro, altivo, quien sabe porque a uno le daban ganas de bailar cuando se escuchaba su aire, pero así era. Chingón.

Quédese señorita, Juan tiene sus propias composiciones, mañana va a escuchar si quiere. A veces su trombón vuelve a sonar como antes, hermosamente. Muchas gracias por la entrevista. Nos vemos en la calenda.

El día de vísperas estuve discretamente lo más cerca de aquel trombonista loco. Note que tiene melodías genuinas, bonitas, de todos colores que ejecuta de principio a fin. Mientras lo escuchaba pude ir distinguiendo cada vez más su interpretación, creo que su locura me atrapó, otras personas también estaban atentas, cautivas, pues.

Una señora le llevo un vaso con agua. —¿Don Juan, esa pieza que acaba de tocar de quién es? ¿Qué nombre lleva por título?

Me dijeron que el autor fue un compositor de la región, hacia más de un siglo que había muerto, pero que Juan había dicho que era de sus nuevas composiciones.

La banda solo toca obras inéditas de compositores de antaño, por eso venimos a escuchar. Ah, pero que buenas melodías.

Toda la mañana de vísperas me quedé ahí, después de la comida regresé a escuchar. Juan Trombón Loco vive dos realidades, es un puente entre los músicos y compositores que siguen tocando con él a media muerte.

¡Ey! La que sigue. Juan estaba parado, sus ojos se perdían en el fondo, más allá de los montes y cerros, y del público. No había nadie en su mirada. Ayer fue el mero día de la fiesta, muchos andan ojerosos y sonrientes. Empezó a tocar y yo escuché claramente toda la música. Volteé, a mi lado estaba un abuelo, y le pregunte si él distinguía la pieza musical. Me respondió:

¿Así que ya aprendiste a escucharlo? Pensé que sólo podíamos los que vamos acercándonos a la hora. ¿No será que tu tiempo se cortará pronto?

No pude contestarle, no sé de qué color me puse.

Ja,ja, ja, no tengas miedo, si eres músico podrás tocar en la banda de Juan.

Creo que también me volví sordo después de lo último.

El abuelo me miraba y creo que me fui un rato, quien sabe a dónde. Me pidió disculpas por hacerme pasar aquel susto. Tomó un puño de tierra y me golpeo la espalda.

¡Listo señor! Aquí no debe tener miedo.

¿Es cierto lo que me dijo usted? — le pregunté.

 Mira, Juan nos dice quien está en su banda, el nuevo integrante de este u otro pueblo. Por eso la gente viene a escucharlo y a platicar con él. A saludar a su difunto. Te cuento porque es verdad. Al principio, algunos dudaban de lo que decía, pero poco a poco los incrédulos aceptaron su imprudencia. En una ocasión llegó un señor y preguntó por un familiar que estaba vivo. Juan le respondió que el director ya lo había invitado pero que su tío estaba triste, que estaba ensayando las nuevas piezas como ellos solo tocan puras inéditas pero que ya estaba considerado como integrante. Venga a la siguiente tocada, de seguro ya va a estar aquí con nosotros, porque él es muy buen clarinetista. Aquel señor se quería burlar de Juan, pero esa misma tarde se entero que su tío había fallecido. Por eso nosotros le escuchamos con respeto. Siempre lo encontrará en el atrio de la iglesia un día antes de la despedida. Muchos familiares de músicos recién fallecidos vienen y preguntan por ellos.

Después de aquellas palabras ya no sabía que pensar. A veces, la gente se entera por Juan loco de aquellos que han fallecido en lugares distantes. Todos lo respetan, todos dicen ¡Ya llegó Juan Trombón Loco!

III

            Ese último día de fiesta lo vi bajando una loma, a lo lejos distinguí que tocaba un pasacalle, seguro venia de alguna casa de alférez. Alférez es la persona que da de comer a la banda y los deportistas allá en el Bajo Mixe. Lo alcancé a media subida, nos sentamos bajo un nanche agrio porque el sol estaba con todo.  Mientras hacíamos caras comiendo las frutillas vimos que una banda llegaba y se juntaba a la sombra de un mangal. 

Juan se despidió de mí y comenzó a decirle a su sección de trombones. Hay que bajar con la composición del maestro de la tuba. Allá abajo están mis paisanos y ellos aun no han escuchado este son. Vamos a tocarlo bien chingón, ya verás cómo nos lo van a pedir o nos lo van a querer copiar.

Y como fue, de aquel viejo trombón lleno de chanekes surgió un sonido de lo más agradable, era un son. Supe que no fui el único que lo notó, por que sus paisanos se pararon sobre sus pies y levantaron la mirada hacía él, le escucharon, se quedaron inmóviles, viéndole bajar lenta y armoniosamente. Yo fui caminando o volando por aquellas notas, no sé, perdí la noción del tiempo, pero podía escuchar a la banda completa. Juan terminaba la pieza musical cuando reaccioné, estábamos ahí bajo el mangal. Ya no tocaba, sólo sonreía mucho. ¡Qué te parece he! Le decía a un músico que solo podía tener la boca abierta. Nadie había escuchado jamás el verdadero sonido de aquel trombón. Juan se arrancó con otra pieza, algunos sacaron el celular y comenzaron a filmar, los demás se conformaron con mirarlo. Todos estábamos locos con Juan y el pensamiento de admiración era: ¿A poco así toca Juan Trombón Loco?.

Ahí fue la última vez que lo vi. Se acababa la fiesta, sentí que los cuetes de la despedida  sonaron muy fuerte. Acabó la gozona.

Nadie dormía en el autobús, el tema murmurado durante el camino eran las melodías de Juan, de cómo sonaba su instrumento, de por que no tocaba siempre así, que donde se las aprendió, que si alguien se acordaba, le dijeron al director que tenía que escribirlas. Solo aquel trombonista dormía tranquilamente.

Llegaron al pueblo en la madrugada, todos bajaron sus instrumentos y los guardaron. Como siempre, el comité dejó que Juan durmiera hasta que todo estuviera guardado. Ni siquiera escuchó los cuetes que anunciaron la llegada de los músicos. Los de la autoridad son los últimos que se retiran siempre, y pues, se aseguraron que todo estuviera en orden. Uno del cabildo subió a despertar a Juan,  pero este ya no regresó de su sueño. La noticia recorrió el pueblo inmediatamente, las campanas funerales retumbaron en toda la región, los cerros saltaron y el viento se detuvo. Eran las tres de la mañana, la gente se reunió, los músicos ya no durmieron nada, todos se enteraron de esa loma y los últimos sones de Juan Trombón Loco.

            Al día siguiente, Juan despertó. Miró el calendario colgado por detrás de la puerta y se dio cuenta que ya eran días de fiesta, de nuevo. Agarró su viejo trombón de émbolos y lo limpió toda la mañana. Se puso su sombrero de palma, tomó su gabán, agarró un poco de mezcal que le quedaba y se fue al autobús de la banda. Su técnica era llegar temprano y agarrar el mejor lugar. Los de la banda municipal fueron llegando, nadie le hablaba, todos parecían tan callados. El preguntó pero nadie le respondió. Juan les grito que jamás había visto músicos tan tristes, aunque seguían viéndose chistosos, algunos cachetones y otros panzones.

Juan Trombón Loco se durmió de camino a la fiesta patronal, él sabe que ahí están esperándole sus compañeros de la banda inmortal.

Cuento desarrollado del sueño que tuve en una tarde de abril de 2022. Escrita inmediatamente al despertar y enviada a mi amigo Edgar Lany, tenía que compartirlo con alguien. Después me he puesto a escribir el son, lo empecé pero no cede,  trato de recordar y es difícil volverlo a escuchar. Posiblemente algún día termine esa pieza, pendiente, ojalá sea mucho antes de pertenecer a su banda.

IV

Semblanza del maestro Eduardo Díaz Méndez

Eduardo Díaz Méndez (“Mezcalito D.Méndez”), es un compositor ayuuk (mixe) de música tradicional oaxaqueña. Comunero de San Juan Jaltepec de Candayoc, Mixe, Oaxaca, ubicado allá en el Bajo Mixe, en el centro del istmo oaxaqueño, se inició musicalmente con el maestro Isaías Vargas a la edad de 7 años. A los 11 ingresó al Centro de Capacitación y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM), donde ejecutó el Trombón de Vara. A los 12 años escribe y estrena sus primeras composiciones musicales, actividad que sigue cultivando actualmente.
A sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), en el programa de Músicos Tradicionales Mexicanos en las emisiones 2004 y 2014, en el programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales en la emisión 2017, y en el Sistema Nacional de creadores de Arte 2019.

Su trabajo como compositor se ha centrado en el fortalecimiento de la música tradicional oaxaqueña en sus diversos géneros. A participado en la formación de músicos en algunas comunidades del estado de Oaxaca: San Mateo Piñas y Santa María Candelaria en la Región de los Loxicha; Santa María Colotepec, escuela de música de escobilla en el municipio de Tonameca, y Bajos de Chila, en la Región costa. Después de sus estudios en la Universidad Autónoma Chapingo participa regularmente en la Banda comunitaria de Jaltepec de Candayoc. Ha sido coordinador del Proyecto de Ensambles Musicales en el Municipio de Benito Juárez, en el Estado de Quintana Roo, proyecto propuesto y ejecutado por el Programa Nacional para la Prevención del Delito (PRONAPRED) en 2013 y 2014. En 2018 hace dos producciones con las escuelas representativas y de trayectoria en el Estado de Oaxaca, el álbum “Alientos del Bajo Mixe” con la Banda Filarmónica del CECAM y el Álbum “Manik” con la Banda Filarmónica del Centro de Integración Social Nº8 (CIS Nº8). Con presentaciones en la comunidad de Santa María Tlahuitoltepec y San Bartolomé Zoogocho, respectivamente. En 2021 estrenó el álbum acústico “Las manos de mi madre” con la colaboración de Jean Venegas. Próximamente, julio de 2023, se estrenará su nuevo álbúm “Los amigos del mezcal”.

Entre sus composiciones se encuentran obras instrumentales y vocales que abarcan los géneros del Bolero, Bachata, Danzón, Danzonete, Son, Jarabe, Fandango, Vals, Polka, Chilena, Petenera, Reggae, Blues, Trova serrana, Marcha y Pasacalle.

Se ha formado musicalmente con los maestros, Silvestre Vázquez Cardoso, Benigno Vargas Orozco, Leónides Cano López (difunto), Paciano Nolasco Antonio, Marciano García Martínez, Félix Vázquez, José Francisco Romero, Leovigildo Martínez, Héctor Tomas Jiménez y con el maestro Víctor Rasgado.

Su trabajo como compositor está centrado en el fortalecimiento de la Música tradicional oaxaqueña, del cual es un compositor activo.

V

Links de Driver para descargar y escuchar las obras del maestro. Son archivos mp3 de dos álbumes: «alientos del bajo mixe» y «manik», así como las respectivas partituras. ¡Disfrútalo!

1.- Albúm «alientos del bajo mixe».
MP3
https://drive.google.com/drive/folders/14-0C6x4SYTp4oTmBwCsUVgcyx3lXSS39?usp=sharing
PARTITURAS
https://drive.google.com/drive/folders/1K0kNEofdd7_xXemhR0vcacJNXZJUxzEx?usp=sharing

2.- «Albúm Manik»
MP3https://drive.google.com/drive/folders/1USLH7Yqu43SQKQIH4u0B2vVpgDJme-xp?usp=sharing
PARTITURAS
https://drive.google.com/drive/folders/1MLyVNFBXVPx-RYhoC5bI7-Z4CxOylrbj?usp=sharing

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